Nuestra historia | World Vision Honduras
Transformamos la vida de niños y niñas vulnerables
Desde nuestra llegada, en 1974 como respuesta humanitaria a los desastres provocados por el huracán FIFÍ hasta la crisis por COVID-19. Como World Vision Honduras, con la ayuda de Dios hemos estado en los lugares más difíciles en donde otros no han podido llegar, por lo tanto, nuestra misión continúa.
Nuestra Historia
1950
1974
1979
1980
1990
1998
2000
2003
2005
2010
2020
2023
Misión
World Vision Honduras es una confraternidad internacional de cristianos, cuya misión es seguir a nuestros Señor y Salvador Jesucristo, trabajando con los pobres y oprimidos para promover la transformación humana, buscar la justicia y dar testimonio de la buena noticia del Reino de Dios.
Visión
Nuestra visión para cada niño, la vida en toda su plenitud; nuestra oración para cada corazón, la voluntad de que así sea.
Nuestra Promesa
Ir más allá de lo que imaginamos para los niños y niñas más vulnerable de Honduras.
- Vivir nuestra fe y llamado cristianos con audiencia y humildad.
- Profundizar nuestro compromiso con los niños y niñas.
- Enfocar nuestro ministerio para lograr mayores resultados.
- Colaborar y promover un impacto más amplio.
- Proporcionar un financiamiento sustentable de alta calidad al campo.
Nuestra Promesa
Ir más allá de lo que imaginamos para los niños y niñas más vulnerable de Honduras.
- Vivir nuestra fe y llamado cristianos con audacia y humildad.
- Profundizar nuestro compromiso con los niños y niñas.
- Enfocar nuestro ministerio para lograr mayores resultados.
- Colaborar y promover un impacto más amplio.
- Proporcionar un financiamiento sustentable de alta calidad al campo.
Nuestros Valores
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Somos cristianos:
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Reconocemos a un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En Jesucristo, el amor, la misericordia y la gracia de Dios que da a conocer a nosotros y a todos los hombres. En abundancia desbordante del amor de Dios, encontramos nuestra llamada al ministerio. Intentamos seguirle: en su identificación con los pobres, los afligidos, los oprimidos, los marginados y en su especialidad, la preocupación por los niños; en su respeto por la dignidad que Dios otorga a las mujeres en pie de igualdad con los hombres.
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Valoramos a las personas:
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Consideramos a todas las personas como creadas y amadas por Dios. Damos prioridad a las personas antes que, al dinero, las estructuras, los sistemas y demás maquinaria institucional. Actuamos respetando la dignidad, la singularidad y el valor de cada persona: los pobres, los donantes, nuestro personal y sus familias, las juntas directivas.
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Estamos comprometidos con los pobres:
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Estamos llamados a servir a las personas más necesitadas de todo el mundo, a aliviar su sufrimiento y a promover la transformación de su condición de vida. Buscamos comprender la situación de los pobres y trabajar junto a ellos hacia la plenitud de la vida, intentamos facilitar un compromiso entre pobres y ricos que abra ambos a ambos a la transformación. La necesidad de transformación es común a todos, juntos compartimos la búsqueda de la justicia, la paz, la reconciliación y la sanación en un mundo roto.
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Somos mayordomos:
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Los recursos que disponemos no son nuestros, son un encargado sagrado de Dios a través de los donantes en favor de los pobres y somos fieles a la finalidad para la que se nos dan esos recursos y los gestionamos de manera que aporten al máximo beneficio a los pobres. Nos exigimos a nosotros mismos un alto nivel de competencia profesional y aceptamos la necesidad de rendir cuentas, compartimos nuestra experiencia y nuestros conocimientos con los demás cuando pueden ayudarlos.
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Somos socios:
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Somos miembros de una asociación internacional de World Vision que trasciende las fronteras legales, estructurales y culturales. Somos socios de los pobres y de los donantes en un ministerio compartido. Afirmamos y promovemos la unidad en el Cuerpo de Cristo, buscamos la relación con todas las iglesias y deseamos la participación mutua en el ministerio.
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Somos sensibles:
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Somos sensibles a las emergencias que ponen en peligro la vida cuando nuestra intervención es necesaria y apropiada, estamos dispuestos a asumir riesgos inteligentes y a actuar con rapidez. Somos receptivos en un sentido diferente cuando la privación económica y social, profundamente arraigada y a menudo compleja, somos receptivos a oportunidades nuevas e inusuales, fomentando la innovación, la creatividad y la flexibilidad.